sábado, 20 de junio de 2015

El absceso periamigdalino o "Quincy" (VÍDEO)

Quincy es el otro nombre que se le da en la literatura anglosajona al absceso periamidgalino. Lo definimos como la colección de pus en el espacio periamigdalino, concretamente entre el músculo constrictor inferior de la faringe, el músculo palatofaríngeo y la cápsula de la amígdala. Es una zona que es pobre en tejido conectivo y es propensa a la formación de abscesos.

El absceso periamigdalino se estudia en los libros de texto dentro del apartado de complicaciones de las amígdalitis, con frecuencia existen antecedentes de amigdalitis de repetición. Pero tal vez no...

Existen dos teorías que intentan explicar la formación de abscesos a este nivel:
  • La tradicional (aceptada por la mayoría) explica que el proceso infeccioso, inicialmente una celulitis, con frecuencia evoluciona a la formación de un absceso localizado entre el lecho amigdalino y la cápsula de tejido conectivo que envuelve a la amígdala. Las criptas amigdalares permitirían que la infección se propagase al espacio periamigdalino.
  • La segunda teoría propone que la infección se origina en las glándulas salivares de Weber, ubicadas en el área superior al polo amigdalino. Sabemos que hasta un 35% de las faringoamigdalitis bacterianas cursan sin placas pultáceas, pero es curioso que en muchos de los abscesos periamigdalinos no vemos realmente placas de pus en las amígdalas. 
El diagnóstico es clínico, y los síntomas encontrados con mayor frecuencia son: fiebre, afectación del estado general, dolor de garganta (habitualmente de un lado) voz engolada o "en patata caliente", y otalgia referida.

La exploración es muy característica: eritema y edema del paladar blanco del lado afectado, la amígdala aumentada de tamaño y desplazada hacia el lado sano, la úvula desplazada hacia el lado sano, trismus (dificultad para abrir la boca) y ganglios linfáticos aumentados de tamaño.

Absceso periamigdalino izquierdo. Gran abombamiento del velo del paladar.

Absceso periamigdalino izquierdo: edema de paladar blando y desplazamiento
 de la úvula hacia el lado sano.

No confundir un absceso periamigdalino con un quiste de retención amigdalino


El tratamiento del absceso periamigdalino se basa en la administración de antibióticos y el drenaje del pus. Hay gran variabilidad en la práctica clínica, pero sea cual sea protocolo del centro o del hospital, las cifras de curación son muy altas. 

Podríamos estar hablando horas y horas sobre diferentes aspectos que siempre salen en la literatura, y que nos hacen reflexionar:
  • ¿Solicitamos alguna prueba de radiología (TAC, ecografía)?
  • ¿Realizamos una punción-aspiración o punción+incisión? ¿Punción-aspiración guiada por ecografía?
  • ¿Es necesario enviar a cultivar el pus extraído?
  • ¿Ingresamos todos los pacientes? ¿O a ninguno? ¿Cuáles pueden tratarse de manera ambulatoria?
  • ¿Qué pauta antibiótica es la más efectiva? ¿Prescribimos esteroides?
  • ¿En qué pacientes es más probable que haya que volver a puncionar-aspirar al día siguiente?
  • ¿Cuál es la tasa de recurrencia? 
  • ¿En qué circunstancias está indicada una amigdalectomía en caliente o quincy tonsillectomy?

Os invito a leer la bibliografía marcada abajo en negrita, me ha parecido muy interesante.
Como hasta aquí parece parece que no he dicho nada nuevo, os dejo un vídeo sobre un drenaje de un absceso periamigdalino, que estoy segura que os encantará

¡Buena semana!



BIBLIOGRAFÍA

miércoles, 3 de junio de 2015

La amigdalitis de la difteria

Esta semana hemos sabido que un niño de seis años está ingresado en estado grave tras ser diagnosticado de difteria. Es el primer caso en España desde hace casi 30 años. Seguro que tendremos durante unos días la polémica servida con los grupos antivacunas y los defensores de las pseudociencias. 

Y como este blog va de Otorrinolaringología, algo tendré que contar de esta enfermedad que está muy relacionada con nuestra especialidad.

Fuente: El País

La difteria es una enfermedad infecciosa producida por una toxina que fabrica el Corynebacterium diphtheriae, también llamado bacilo de Klebs-Loeffler.
Fue el francés Pierre Bretonneau quien denominó a esta enfermedad difteria. La palabra difteria proviene del griego (diphthéra, membrana, cuero), y la utilizó para referirse a las pseudomembranas que se forman en las amígdalas, la faringe y la nariz, y que pueden provocar una obstrucción respiratoria.

La principal manifestación de de la difteria es una faringoamigdalitis pseudomenbranosa, con o sin extensión de la inflamación hacia paladar blando o el resto de la orofaringe. La forma común comienza insidiosamente: malestar general, fiebre que no sobrepasa 38,5 ºC, y disfagia moderada. En el examen con el depresor lingual se aprecian pseudomembranas de color blanco nacarado, gruesas y firmemente adheridas a la mucosa subyacente (no despegándose con el depresor). Si se despegan, la mucosa sangra. Es esencial resaltar que esas pseudomembranas pueden confluir, e invadir pilares y velo y recubrir la úvula. Al principio las membranas son blancas, volviéndose grises y negras con el paso del tiempo, mostrando áreas de necrosis. 

La extensión de la inflamación y de las pseudomembranas hacia la hipofaringe, la laringe o el árbol traqueobronquial puede ocasionar obstrucción respiratoria. También puede aparecer inflamación de ganglios linfáticos.

Pseudomembrana amigdalar (fuente Wikipedia)

La infección nasal anterior se presenta con una secreción seropurulenta, o serosanguinolenta, a menudo asociada a lesiones blanquecinas sutiles de la mucosa del tabique nasal. La secreción nasal puede irritar e inflamar el vestíbulo nasal y el labio superior.

La bacteria se replica en las pseudomembranas, y el exceso de toxina producida puede absorberse hacia la circulación sanguínea, y de este modo dañar órganos a distancia, como el corazón o el sistema nervioso. Deben buscarse sistemáticamente signos de impregnación toxínica: tos, alteraciones en la voz, regurgitación nasal (parálisis del velo del paladar), o alteraciones del ritmo cardiaco.

Hay cepas de C. diphteriae, que no son toxigénicas, pero que producen formas menos graves de infección y pueden estar implicadas casos faringitis recurrentes, pero rara vez se ha visto que causen amigdalitis membranosas o endocarditis. Sí que se han relacionado con abscesos hepáticos y esplénicos.

REFERENCIAS
  • Mattos-Guaraldi AL, Moreira LO, Damasco PV, Hirata Júnior R. Diphtheria remains a threat to health in the developing world--an overview. Mem Inst Oswaldo Cruz. 2003 Dec;98(8):987–93. 
  • Khodaei I, Sinha A, Dingle A. Diphtheria: a case report. J Laryngol Otol. 2008 Dec;122(12):1397–400. 
  • McCluney NA, McKerrow WS. Should we be concerned about diphtheria in the UK? Surgeon. 2004 Aug;2(4):234–5. 
  • Hadfield TL, McEvoy P, Polotsky Y, Tzinserling VA, Yakovlev AA. The pathology of diphtheria. J Infect Dis. 2000 Feb;181 Suppl 1:S116–120. 
  • Ayache D, Foulquier S, Cohen M et Elbaz P. Angines aiguës. Encycl Méd Chir (Editions Scientifiques et Médicales Elsevier SAS, Paris, tous droits réservés), Oto-rhino-laryngologie, 20-500-A-10, 1997, 8 p.