martes, 26 de febrero de 2013

Una consulta especial: el paciente con síndrome de Down

Tras ver este vídeo en el muro de uno de mis contactos de Facebook, pensé que podríamos recordar algunos aspectos claves en Otorrinolaringología referentes a los pacientes con síndrome de Down.


Conductos auditivos estrechos
El conducto auditivo suele ser estrecho, con una curvatura mayor y con la membrana timpánica más oblicua. La tendencia a la impactación de cera y esta anatomía dificultan la exploración del oído. Requieren muy frecuente la exploración bajo microscopio y limpieza del cerumen.

Otitis media secretora
Más del 80% de los niños con síndrome de Down tendrá hipoacusia de transmisión producida por una otitis media secretora. La eficacia de los drenajes transtimpánicos es menor, pudiendo recidivar la otitis secretora tras la extrusión de los drenajes. De este modo, muchos de ellos requieren inserciones repetidas de tubos. Así mismo, tendríamos que explicar a los padres que la reinserción del drenaje debe de ser considerada como una continuación del tratamiento, más que como un fallo en el tratamiento previo. También debemos de advertir del riesgo aumentado de otorrea y perforación residual.
Algunos autores recomiendan el manejo conservador de la  otitis secretora, reservando el uso de los drenajes transtimpánicos para casos de pérdida auditiva severa o cuando existan cambios patológicos en la membrana timpánica. La NICE recomienda audífonos como primera linea de tratamiento para la otitis secretora en pacientes con síndrome de Down, aunque también advierte de la dificultad de adaptar los conductos estrechos.

Síndrome de apnea del sueño
Hasta el 70-80% de los niños con síndrome de Down pueden padecer un síndrome de apnea del sueño. El diagnóstico no debe de estar limitado sólo a los niños que roncan, la evaluación subjetiva de los padres no es fiable y la severidad de la apnea parece que no está en relación con el índice de masa corporal. 
El tratamiento de primera línea es la adenoamigdalectomía, pero debemos saber que puede ser curativa sólo en el 25-50% de los pacientes. Estos niños pueden requerir la adaptación de una CPAP u otros tratamiento quirúrgicos adicionales.

Hipoacusia neurosensorial
La incidencia de hipoacusia neurosensorial en el recién nacido con síndrome de Down está en torno al 4%. En la adolescencia y en el adulto joven la hipoacusia neurosensorial puede estar presente en un 20% de los pacientes, y la presbiacusia se desarrolla antes. 

Aspectos quirúrgicos
En el quirófano hemos de ser muy cuidadosos con el cuello, la inestabilidad atlantoaxial radiológica se presenta hasta en el 20% de los pacientes (sintomática mucho menos).
La estenosis subglótica congénita es más prevalente que en la población general. El tubo endotraqueal debe de ser algo menor al recomendado por la edad.
Se recomienda hacer la cirugía adenoamigdalar en régimen de ingreso hospitalario por el mayor número de complicaciones perioperatorias (hipotonía, macroglosia, patología cardíaca, estenosis subglótica...).

Tenéis información más detallada en la bibliografía que os dejo abajo.


La foto es del nadador torrevejense Adam Stewart, recogiendo su premio como ganador absoluto en la XIX Gala del Deporte en septiembre de 2012. En este otro enlace podéis ver su participación en los recientes campeonatos de España máster de natación.

BIBLIOGRAFÍA
  • Malik V, Verma RU, Joshi V, Sheehan PZ. An evidence-based approach to the 12-min consultation for a child with Down’s syndrome. Clin Otolaryngol. agosto de 2012;37(4):291-6.
  • Morales-Angulo C, Gallo-Terán J, Azuara N, Rama Quintela J. [Otorhinolaryngo logical manifestations in patients with Down syndrome]. Acta Otorrinolaringol Esp. julio de 2006;57(6):262-5. 
  • Rodman R, Pine HS. The otolaryngologist’s approach to the patient with Down syndrome. Otolaryngol. Clin. North Am. junio de 2012;45(3):599-629.

martes, 19 de febrero de 2013

Endoscope-i

En la misma línea del CellScope, el departamento de Ingeniería Mecánica de la Universidad de Aston (Birmingham) ha desarrollado un prototipo portátil para mostrar las imágenes endoscópicas. El dispositivo se adapta al iPhone, y según comentan en este artículo del último número del Clinical Otolaryngology es compatible con todos los endoscopios de pieza ocular de 32 mm.

Consta de dos partes, la primera se fija lateralmente al smartphone, y la segunda es un anillo que se adapta a la pieza anterior y encaja la circunferencia del endoscopio.

Los fabricantes únicamente han desarrollado un prototipo que recoge las imágenes en tiempo real, y están trabajando en una aplicación para grabarlas.

Aunque no presenta la misma calidad de imagen que los costosos sistemas de registro de imagen, me parece una alternativa válida cuando queremos mostrar las imágenes de una manera rápida y cómoda en la consulta. En el artículo señalan su utilidad para la docencia, pero como la calidad de la imagen está limitada a la resolución de pantalla del smartphone, no lo recomiendan como herramienta diagnóstica.


En este vídeo podéis ver cómo funciona.

lunes, 11 de febrero de 2013

De paciente a cliente o de cliente a paciente

Tenía muchas expectativas puestas en el programa de "Salvados" de ayer, titulado "De paciente a cliente". Todas esas expectativas se esfumaron de un plumazo cuando vi la unilateralidad con la que fue expuesto el tema. 
Fue mucho más intersante y plural el debate paralelo que se generó en Twitter, con los hashtag #depacienteacliente y #yosoymodeloalzira. Podéis ver el análisis de ambos en este enlace.
En la entrada no voy a hablar de aspectos políticos o económicos, y tampoco voy a entrar en si una gestión es mejor que la otra. El tema está ya muy desgastado, y a día de hoy tampoco tengo los conocimientos suficientes de gestión. Quiero relatar una experiencia personal y muy cercana en el tiempo.

Me entristece bastante cuando se insinúa (como ayer en el programa), o como aquí y aquí, la falta de profesionalidad y de ética de los médicos que trabajamos en las concesiones sanitarias. Incluso en algún "tuit" se ha comentado que si no tienes plaza en propiedad en la sanidad pública, que te vayas a trabajar a las concesiones sanitarias.
Tengo la suerte que he podido trabajar en la sanidad pública y en un centro público de gestión privada. En los dos sistemas me he podido realizar profesionalmente, crecer como persona y amar mi trabajo. Me esfuerzo a diario en basar mi práctica en la mejor evidencia posible, y eso está muy por encima de la manera en la que se gestione el hospital. He tenido experiencias muy gratificantes en los dos sistemas, y pienso (y también me cuentan) que he dejado buenas sensaciones en los sitios en los que he trabajado. 

Estoy muy satisfecha tras haber aprobado una OPE y obtenido una plaza en propiedad el año pasado. Ha sido una decisión muy difícil, pero he decidido quedarme en un lugar de trabajo en el que estoy contenta. Supongo que si hubiera decidido incorporarme a mi plaza, también me hubiera ido muy bien, estoy segura. La clave está en la pasión por el trabajo (esta frase es de @magelesmedina) y en mirar a través de los ojos del paciente.  En mi hospital se me ha reconocido el trabajo bien hecho, he rendido cuentas cuando ha sido preciso y se han fomentado mis competencias. Han escuchado mis iniciativas, y me he sentido muy implicada en la mejora continua, en el trabajo en equipo y en los datos de gestión. La mejor práctica médica está por encima de cualquier criterio económico. 

Si mi experiencia en los dos modelos sanitarios ha sido tan buena, ¿por qué no pueden coexistir? ¿Por qué se menosprecia a los profesionales de las concesiones? 



Con la foto del bote de champú he querido ilustrar una metáfora. Cuando vives en casa de tus padres, ni te preocupa ni sabes lo que cuesta el bote de champú. Te lavas el pelo con la palma de la mano bien llena, aunque rebose por los lados. Cuando te emancipas y conoces el precio de un bote de champú, te preocupas de utilizar sólo lo necesario para que el pelo te quede reluciente, e incluso buscas trucos para aprovechar al máximo el bote casi vacío (meterle agua, cortarlo...). Eso sí, tu pelo perfecto siempre. Cada uno que lo interprete como quiera.

miércoles, 6 de febrero de 2013

Jerga médica y malos hábitos

Como en cualquier gremio, los profesionales sanitarios utilizamos una jerga propia. Sin embargo, tenemos una fama especial por utilizar el lenguaje técnico también para dirigirnos al paciente,  lo que nos hace incomprensibles y dificulta la comunicación. Pensamos que vamos a perder credibilidad o  parecer menos profesionales si explicamos las cosas de una manera clara y de “andar por casa”. Estamos acostumbrados, por ejemplo, a aconsejar “reposo vocal y abstención tabáquica”, en lugar decir “debe evitar hablar y fumar”. 

También es frecuente que abusemos de las siglas, incluso en los informes para los pacientes. Veamos el caso de un paciente que acude a vernos por dificultad para respirar por el lado derecho de la nariz. En el informe médico escribimos tan panchos: “MC: IRN por FND”. ¿Qué es esto? Pues el paciente cuando llega a su casa introduce los acrónimos en Google y lo que encuentra es: “Maestro de Ceremonias: Industrial Relations News por Fundación Nacional de Discapacitados”. Lo que nosotros queremos decir en realidad es: "Motivo de consulta: insuficiencia respiratoria nasal por fosa nasal derecha".

Otra manía que tenemos los médicos es el utilizar palabras en inglés, cuando la mayoría de las veces tenemos una maravillosa palabra en español. Aunque en inglés, claro, queda todo más “cool” (guay, a la moda). Es verdad que la mayoría de la literatura que manejamos es en inglés. Así, tenemos muchísimos ejemplos: “distress” respiratorio (dificultad respiratoria), “lifting” (estiramiento), “feedback” (retroalimentación), “staff” (personal, empleado), etc. Incluso tenemos frases completas, y nos encanta poner en la historia eso de “wait and see” en lugar de su traducción en español “esperar y ver” o “ver/vigilar evolución”.

¿Y nuestra capacidad de inventarnos palabras? No tenemos más que fijarnos en la palabra inventada “bultoma” (yo nunca la he usado). ¡Tiene un montón de entradas en Google! ¿Qué es un bultoma? Pues a día de hoy no lo sé. Si analizamos la palabra, parece que deriva de “bulto” más el sufijo –oma (que querría decir tumor). Si queremos expresarnos de manera técnica podríamos referirnos a tumefacción, masa, nódulo, o simplemente bulto. Si queremos hacer énfasis en que es un bulto “supergrande”, pues habría que usar los adjetivos correspondientes (grande, enorme, gigante…) o los sufijos aumentativos (-ón, -az-, -ac-…) y decir “bultón”, “bultazo” o “bultaco”.
Otra palabreja que no está en el diccionario de la Real Academia es “estadiaje”, usado ampliamente en el “estadiaje” de tumores o de enfermedades. Quizás provenga de la palabra inglesa “staging”, no sé. Personalmente prefiero utilizar la palabra estadificación, que además de estar contemplada por la Real Academia suena muchísimo mejor.

Este caso también es curioso, LA MANÍA DE ESCRIBIR EN MAYÚSCULAS. Imagino que será para no tener que andar cambiando de mayúsculas a minúsculas tras los puntos, o por la falsa creencia de que las mayúsculas no necesitan tilde.

Para terminar, menciono nuestro afán por comernos los artículos y las preposiciones. En el contexto de la escritura de la historia clínica puede estar justificado, siempre vamos fatal de tiempo. Pero cuando tenemos que redactar un texto científico (para un artículo o similar) también lo hacemos, y parece un telegrama. Veamos un ejemplo: “Paciente que acude por masa cervical derecha”. Al redactar un caso clínico, por ejemplo, podríamos dejar fluir el lenguaje y escribir: “Se trata de una paciente que nos consulta por una masa cervical derecha…”. No estoy diciendo que nos enrollemos. Opino que si una palabra corta va bien, para qué poner una larga; y que si una palabra parece innecesaria, seguro que lo es. Las frases tienen que dejarse leer, y nuestra intención es que el lector nos acompañe.

Si unimos las mayúsculas, la ausencia de preposiciones/artículos y las siglas, nos encontramos algo como esto:


 


Espero que esta entrada nos haya servido para hacer un poco de autocrítica (constructiva siempre) y reflexión sobre nuestros hábitos a la hora de comunicarnos con los demás, sean o no profesionales del nuestro ámbito.

Os recomiendo un libro que me ha gustado mucho: "Cómo escribir claro", de Jordi Pérez Colome

domingo, 3 de febrero de 2013

¡Feliz día de San Blas!

Hoy es San Blas, patrón de los enfermos de otorrinolaringología y de la especialidad. San Blas fue médico y obispo, y se dice que salvó a un niño de morir ahogado por una espina de pescado.

Quería enviar especial aliento a los enfermos de otorrino y a los acompañantes, deseándoles que su fuerza interior les ayude a superar estos momentos tan difíciles. Hoy también quiero acordarme de los médicos más jóvenes (y no tan jóvenes) que se encuentran en paro, y de los residentes de ORL que trabajan tan duro y soportan una gran carga asistencial. 

Y para todos nosotros, los afortunados que trabajamos y hacemos lo que nos gusta, que no nos falte la persistencia, la insistencia y la pasión para mejorar nuestra práctica día a día. Las enfermedades son tan complejas que no podremos conformarnos nunca con lo que sabemos.

Es que al final la otorrino se ocupa de algunos órganos de los sentidos, y ¿hay algo más bonito que sentir?

Por ultimo, en este enlace podéis ver la nota de prensa que hemos realizado en el servicio con motivo de la festividad de San Blas.

Fuente de la imagen: Wikipedia