jueves, 18 de octubre de 2012

¡Cómo hemos cambiado!

En una de las sesiones del pasado Congreso Nacional de la SEORL escuché una frase que me hizo pensar. Cito textual: “Ahora el paciente está muy informado y es un peligro”. Considero que fue una afirmación desafortunada, ya que no estaba a la altura ni de la gran calidad de la información que nos estaban proporcionando, ni del alto nivel de los ponentes.

Lo que me extrañó aún más es que procedía de alguien bastante cercano a la generación Y. Me refiero a la generación Y como aquella que ha recibido una educación temprana en tecnologías de la información, y para ellos es un elemento habitual al que están acostumbrados. Sin embargo, los de la generación X, hemos tenido que trabajar duro para mantenernos en lo alto de la revolución tecnológica.

¿Tenemos todavía que explicar que la relación médico-paciente ha cambiado? Si nosotros como  profesionales, hacemos uso de Internet y de los medios sociales para buscar información, compartirla y mantenernos actualizados, ¿por qué no aceptar que los pacientes utilizan las mismas herramientas para buscar información sobre su salud?
Según los estudios de Pew Internet, el 60% de los e-Pacientes (los que usan la Red para informarse de su salud) afirman que ellos, o alguien que conocen, se han beneficiado de algún consejo conseguido on-line. Sólo un 3% por ciento han tenido algún resultado negativo.

En el siguiente cuadro del libro "El ePaciente y las redes sociales", podemos ver las ventajas e inconvenientes que podría tener para los ciudadanos el acceso a la información sanitaria on-line.


La edad es un factor importante: mientras que el 82% de los ciudadanos de entre 18 a 29 años han utilizado recursos de salud on-line, sólo lo han hecho el 29% de ciudadanos mayores de 65 años. Ahora bien, lo que más nos parece preocupar a los facultativos es el exceso de ruido y los problemas en la confiabilidad de las fuentes. Cada vez los motores de búsqueda de Google están más depurados, y lo que está claro es que hemos infravalorado la capacidad de los pacientes para acceder y utilizar a los recursos on-line, sobrevalorando los riesgos de la información on-line de salud incompleta. Alejandro Jadad en la universidad de Toronto, llevó a cabo una revisión de la literatura médica en busca de casos de pacientes que hubieran fallecido a causa de la mala información on-line. Encontraron que durante la primera década de Internet se había notificado un solo caso, y la evidencia no fue concluyente. Los enfermos deben también de conscientes que Internet no puede sustituir al cuidado médico.

Tenemos que aceptar que el paciente de hoy, el e-Paciente, está informado sobre su enfermedad, de las opciones de tratamiento, y sobre los centros pioneros en tecnología y tratamientos referentes a su enfermedad. Y más aún, contactan con otros pacientes, comparten experiencias y se ayudan entre ellos. Sabemos, que los pacientes bien informados se implican más en sus cuidados, adquieren habilidades y participan de una manera más activa en la toma de decisiones. El arte de empoderar es muy difícil, e incluso algunos estudios sugieren que no tiene efecto en la sensación de auto-eficacia de los pacientes ni en sus comportamientos relacionados con la salud.

No obstante, el e-Paciente está ahí fuera...implicado, informado y motivado. Y lo más importante de todo: espera que le acompañemos. 

Os recomiendo echarle un vistazo a estos dos libros:
Libro blanco del e-Paciente.
El ePaciente y las redes sociales.

Y para terminar, escuchemos a Presuntos Implicados en "Cómo hemos cambiado":


1 comentario:

  1. Me ha encantado la reflexión, doctora :-). Lo más importante, desde mi punto de vista es el PACIENTE/CLIENTE.... Sea e-paciente o no.... La información, provenga de la red o no, es una aliada, tanto para el paciente/cliente como para los médicos. Mejora la comunicación y el resultado de la terapia, ya que, el paciente/cliente informado es un paciente "implicado", lo que facilita la terapia.

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