Una noticia curiosa que lleva varias semanas circulando por internet, trata sobre un bioquímico canadiense que quiere realizar un estudio para probar que comerse los mocos es bueno para la salud. Scott Napper, de la Universidad de Saskatchewan, quiere demostrar que la exposición repetida por ingestión a los microorganismos presentes en los mocos reforzaría nuestro sistema inmune.
Como somos tan amigos de los tecnicismos, podemos llamarlo mucofagia; y al acto de hurganos la nariz, rinotilexis.
Todo el mundo se mofa cuando ve a alguien comerse los mocos. Me parece igual de desagradable ver comerse los mocos a alguien, que ver a un futbolista escupir en el campo de fútbol.
Ahora bien, dejando a parte opiniones personales, lo que me extraña aún mas es que no se haya comentado que nosotros estamos continuamente tragándonos los mocos, sin necesidad de andar buscando con el dedo. ¿Y esto cómo es?
La nariz tiene una función PROTECTORA: eliminará las partículas extrañas, microbios y alérgenos del aire que respiramos. Normalmente, las partículas superiores a una micra se detienen en el interior de nuestra nariz (en la mucosa nasal). Estas partículas se adhieren (se pegan) a una "alfombra mucosa" de textura viscosa que recubre el interior de las fosas nasales. Por otra parte, las células que forman la mucosa de las fosas nasales tienen unos pelillos que se mueven llamados cilios, y baten con una frecuencia 2 a 12 movimientos por minuto.
He hecho un dibujo, así lo veis mejor:
Gracias al movimiento ciliar y a la alfombra mucosa, las partículas avanzan hacia detrás. Es lo que denominamos transporte mucociliar: la capa mucosa se convierte en una cinta transportadora de partículas, que van hacia la parte más posterior de las fosas nasales, y de ahí a la faringe, donde se degluten. Este transporte puede tardar unos 10-15 minutos, más o menos a una velocidad media de 5 mm por minuto.
He hecho un dibujo, así lo veis mejor:
Gracias al movimiento ciliar y a la alfombra mucosa, las partículas avanzan hacia detrás. Es lo que denominamos transporte mucociliar: la capa mucosa se convierte en una cinta transportadora de partículas, que van hacia la parte más posterior de las fosas nasales, y de ahí a la faringe, donde se degluten. Este transporte puede tardar unos 10-15 minutos, más o menos a una velocidad media de 5 mm por minuto.
El transporte mucociliar ya está presente en el lactante, y su velocidad comienza a disminuir a partir de los 60 años. Las mujeres tenemos una velocidad ligeramente superior a la de los hombres, y hay una asimetría entre los dos lados de la nariz. La eficacia del sistema dependerá también de muchos factores externos: pH, temperatura, humedad, amplitud de la nariz, gases en el ambiente, entre otros.
Cuando hay una producción excesiva de mocos, como en los resfriados o en las alergias, se excederá la capacidad del transporte mucociliar y nos tendremos que sonar. Los excesivos mocos en la garganta que descienden desde la nariz (goteo posnasal o rinorrea posterior) es una causa frecuente de tos, sobre todo en niños.
Y lo que es más práctico, ¿qué puede pasar si andamos hurgándonos la nariz con el dedo?
- Que dañemos la mucosa del interior de la nariz y tengamos una hemorragia (epistaxis). Aún más sabiendo que la mayoría de las epistaxis se producen por rotura de los vasos de la parte anterior de la nariz.
- Que el traumatismo repetido y crónico del dedo en el mismo sitio produzca un perforación del tabique nasal, y que tengamos más epistaxis y formación de costras.
- Que los niños puedan introducirse cualquier cuerpo extraño en la nariz.
- Y lo más probable: nos digan que somos unos guarros...
Bon appetit!
BIBLIOGRAFÍA
- Becker W, Sarmiento Martínez X, Pfaltz CR. Otorrinolaringología: manual ilustrado. Madrid: Mosby/Doyma Libros; 1995.
- Suárez Nieto C, Gil-Carcedo LM. Tratado de otorrinolaringología y cirugía de cabeza y cuello. Madrid: Médica Panamericana; 2007.
- Antonio Martínez Ruiz-Coello,, Andrés Ibáñez Mayayo, María Teresa Pinilla Urraca. Fisiología de la nariz y de los senos paranasales. Mecanismos de la olfacción. En: Libro virtual de formación en ORL. SEORL.
Interesante post "gastronómico"... el otoblog se supera día a día...
ResponderEliminarUn añadido ocular al post: entre la variada composición de los mocos también forman parte de los mismos las lágrimas, ya que pasan por la vía lagrimal hasta la nariz. Por lo tanto, cuando lloramos también nos "bebemos" nuestras lágrimas...
Gracias, Jose: no hay nada mejor que un abordaje interdisciplinar y una puesta en común.
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